Por muchos años ha faltado una visión común que una a los cubanos dentro y fuera. No hablo de oposición al régimen. Hablo de una visión alterna. Ahí está el fracaso. Es por eso y solo por eso que no hay cambio verdadero.
Porque el día y la mañana y el amanecer que suficientes cubanos despierten con una nueva visión del futuro, en ese instante se cae ese experimento y pesadilla de décadas. Nada ni nadie puede contra las ideas.
Sabemos lo que es la tiranía. La conocemos bien. Pero, ¿conocemos la libertad?
Ahí está donde nos quedamos patitieso. Es una cosa pregonar, «libertad.» Es otra cosa visualizarla y conocerla.
Imagínese si Ud conoce bien lo que es la palomilla. Y cuando el carnicero le ofrece su corte lo que pone en el papel es cañada. El que conoce la palomilla puede refutar. Pero la mayoría no saben la diferencia y le venden cañada. Pero al probar el bistec, se quedan poco inspirados.
Decir que la libertad es la Constitution del 1940 es vender cañada y llamarla palomilla. Claro, peor es decir que el yogur de soya es yogur. Muchos pasan margarina por mantequilla.
Por algo que que el pueblo cubano no sale a las calles unidos. Es porque los que dicen que venden «Libertad» solo traen algo que convence a muy pocos.
Los comunistas se burlan de todo eso. Solo critican el «vil capitalismo» y como nadie sabe lo que es y piensan que es el café con agua sucia que pasa por «capitalismo» nadie se siente muy inspirado.
El agua sucia con capitalismo se llama keyenesianismo y mercantilismo. Los que aplauden cuando Trump impone aranceles apláuden la cañada, la margarina, y e yogur de soya por su ignorancia y adoctrinamiento.
Muchos quieren ser violinistas y pianistas. Pero pocos están dispuesto a estudiar. Prefieren las consignas y las marchas.
Pero el arma más potente y la que más temen los comunistas está oculta y disponible a la misma ves.
Y el desinterés es el cómplice de la tiranía.
Que la lea el que se atreva:
Instituto Mises Cuba 