Mensaje de aliento y apoyo al Instituto Mises Cuba/ Ibiza Melián

Enhorabuena por el aliento isleño de libertad

Desde otro paraíso isleño del Atlántico, Canarias, quiero mostrar mi máximo reconocimiento y dar mi apoyo al Instituto Mises Cuba por su gran labor en defensa de la libertad.  Por su enorme valentía al posicionarse enfrente del colectivismo y potenciar el pensamiento crítico.  Por gritar a los cuatro vientos el derecho inalienable del ser humano al desarrollo individual de su propia existencia.  Por decir no al arquetipo del «cirujano de hierro», figura tristemente tan conocida en España como en aquellos territorios que de su herencia cultural bebieron.

«Cirujano de hierro» que anhela reemplazar a Dios en la mente del pueblo.  Que promete con su bastón de mando crear el cielo en la tierra.  Sin embargo, la realidad es que, con su planificación centralizada, lo único que consigue es convertir en erial los lugares que su poder toca.

«Cirujano de hierro» que arrebata a los ciudadanos no solo poco a poco sus libertades, sino también sus sueños.  Ciudadanos que terminan por transformarse en seres grises, en los que su llama interior lentamente se apaga.  Ciudadanos que esperan que todo se resuelva desde el exterior.  Ciudadanos que terminan por convencerse de que será un ser superior el que lo arregle.  Mas, como siempre ha pasado a lo largo de la historia, esa élite gobernante acaba por beneficiar únicamente a los de su clan más cercano, lo que yo llamo el germen de la corrupción inarmónica.

«Cirujano de hierro» divinizado que sufre de la «fatal arrogancia», en palabras de Hayek.  Dirigente que se cree en posesión de la verdad absoluta, de una perspicacia infalible que impide que yerre.  Investido de un auténtico poder mesiánico.  El «rey-filósofo» de Platón.  No obstante, obviamos la visión de la última obra platónica, Leyes, Estado que debía estar sujeto no bajo la tutela de un prohombre, sino de simples normas fácilmente entendibles, en pro de que cada cual supiese a qué atenerse en cada momento.  A lo que Montesquieu añadió la separación de poderes.  Sabedor de la imperfección del individuo, quizás influido por su cercanía a las enseñanzas masónicas.  Colectivo que entiende que cualquier persona será exclusivamente un humilde aprendiz a lo largo de su existencia, un mero grano de arena ante el conocimiento infinito para los cabalistas.  En el mundo moderno base del razonamiento científico, que impone la duda constante, no dar nada por sentado si se quiere progresar.  Empero, el «cirujano de hierro» fomenta la tribu, la creencia mágico ancestral, en las antípodas de la sociedad abierta y racional venerada por Popper.

Y es que ya lo dijo Mises:

«No es prueba concluyente de la corrección de una doctrina el que sus adversarios utilicen a la policía, al verdugo y las hordas violentas en su contra.  Pero es una prueba del hecho de que aquellos que recurren a la opresión violenta están, en su subconsciente, convencidos de lo insostenible de sus propias doctrinas».

No sé si solamente disponemos de esta vida o realmente existe el más allá.  Así que día a día me preparo para el muy probable primer supuesto, por lo que la libertad se torna en el leitmotiv a cada paso que ando.  Porque en mi último suspiro deseo sentir que elegí libremente mis decisiones, que mi libre albedrío determinó mis aciertos y equivocaciones, que mi capacidad volitiva fue determinante en cada caso.

Decía el utópico don Quijote que por la libertad «se puede y debe aventurar la vida».  Que «es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos».  Gracias Instituto Mises Cuba por, desde la otra punta del Atlántico, permitirme soñar con que las ideas liberales llegarán a penetrar tanto en las mentes de los hombres y mujeres, como en sus corazones.  Gracias por permitirme emocionarme con que, cual hidalgo castellano, la libertad derrotará al gigante colectivista.  Y no «en un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme», sino en la bella Cuba.  Pedacito de tierra cosida al alma de los españoles.

Ibiza Melián

https://ibizamelian.com/

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2 comentarios

  1. Las dictaduras, sean de un extremo u otro, son la expresión más auténtica del sometimiento de los pueblos. Eliminan derechos y libertades, acallan peticiones justas y clamorosas, y suprimen violentamente, si necesario fuese, la dignidad de la persona humana. El poder absoluto es corrupto por naturaleza y destructor de libertades y derechos. Cuando el político se hace con él, lo mantiene como sea. Se acepte o no. Por eso, toda acción encaminada a liberar al hombre de la jaula en la que los tiranos del poder único lo han metido debe ser aplaudida. Ánimo, pues, al Instituto Mieses, por su labor en defensa de los derechos y libertades de un pueblo como el cubano, que sobrevive malamente bajo el peso de una casta familiar depredadora del bienestar ajeno.-JT

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